Las nuevas líneas de diseño para las Clases A y C utilizadas en los últimos años, me encantan; la estrella gigante en la parrilla frontal, la odio; la campaña de Maribel Verdú y Raúl Arévalo, me encanta; la de Dabiz Muñoz (sic), la odio; el tacto compacto de sus nuevos volantes me encanta; la tablet low-cost-style sobre el salpicadero, la odio…
Así que sí, podemos decir que mi relación con Mercedes es compleja, como si fuera la de un par de milenials en Facebook.
Cuando me dijeron que probaríamos la gama AMG —gracias a la caravana ‘Dream Cars’ organizada por Ditram Automoción— varias sensaciones invadieron mi cabeza, por un lado conocer el comportamiento en carretera de auténticas bestias sacadas de la competición, por otro la frustración de hacerlo en zonas abiertas al tráfico y por tanto con las conocidas limitaciones, pero algo sí tenía claro: íbamos a pasárnoslo bien, y mucho; al fin y al cabo son los actuales campeones del mundo de F1, no? Algo de hacer coches potentes tienen que saber.
¿Qué significa AMG?
Confieso que esa noche tuve varios sueños con Mercedes, todo lo que haríamos al vernos, y lo que disfrutaríamos en esas horas que pasaríamos juntos. Me desperté temprano —alrededor de las 6am— y tras las últimas comprobaciones para no olvidar nada —y un buen desayuno de campeones— puse rumbo al lugar de encuentro junto a la inestimable ayuda de mi amigo Waze.
Llego ligeramente antes de la hora pactada, pero los coches —al menos la gran mayoría— ya están preparados. Un total de 7 Mercedes AMG componen la caravana de este año: AMG A 45 4matic, AMG C 63 V8 Biturbo, AMG CLA 45 4matic, AMG S 63 Coupé, AMG S 65 Largo, GLA y GLE Coupé. Desafortunadamente el AMG C Estate que estaba previsto tuvo un pequeño ’incidente’ durante su traslado y no estaría disponible.
Nada más verlos, ya te das cuenta de que no estás ante coches ‘normales’, delante de mí se repartían más de 3.000 CV, desde los 381 CV del ‘pequeñín’ hasta los más de 580 CV de los V8 Biturbo.
Mientras esperábamos por el resto de los participantes, yo me quedaba abstraído con el sonido de los V8, especialmente en el AMG C 63, palabras mayores. Ya tenía claro cual de los ‘bichos’ quería probar. ¡Me lo pido!
Desafortunadamente, la cosa no funcionaba así, no puedes simplemente ‘pedirte’ a la más bonita y esperar que todos los astros estén alineados ese día. Al fin y al cabo era Mercedes, ¡no iba a ponérmelo fácil! En el sorteo de los modelos, el azar quiso juntarme con el AMG CLA 45 4matic.
Comparado con los demás, el CLA tiene el motor más pequeño, un bloque de 4 cilindros, 2 litros, y un turbocompresor para alcanzar los 381 CV; caja de cambios automática de 7 velocidades y tracción integral para enviar eficientemente toda su potencia a las ruedas 235/35 R19 que montaba la unidad de prueba. No es una bestia parda como su hermano mayor, pero tampoco es que nos vayamos a quedar escasos de potencia y diversión por las carreteras de este país.
Exteriormente, aparte de las líneas elegantes y deportivas que ya de por sí tiene cualquier CLA, me llama la atención el difusor trasero integrado en el conjunto de la línea de escapes. Por cierto, a mí tampoco me gusta la nueva moda de escapes con formas extrañas a la que Mercedes también se ha apuntado.
Entremos…
El interior del Mercedes AMG CLA 45 4matic. Elegancia y competición a partes iguales.
Al sentarte y ponerte al volante te das cuenta de que Mercedes tiene clase, gran calidad en los acabados, y sensación de que lo deportivo no tiene que estar reñido con la elegancia.
La excepción pasa por un par de detalles: la imitación plástica del aluminio pulido —siempre he pensado es mejor imitar la fibra de carbono— en el salpicadero que no está muy lograda y la ‘pseudo-tablet’ no táctil, poco agraciada y no integrada en la consola central de la que hacen gala algunos modelos de la marca. No puedo con ella. Creo que podría mejorarse teniendo en cuenta que el precio actual del AMG CLA 4matic es de 63.150€.
El habitáculo es suficientemente amplio y cómodo en sus plazas delanteras, pero algo escaso en las posteriores sobre todo en altura. El asiento es cómodo, ajustable eléctricamente en todas las distancias y formas posibles, altura, distancia al volante, respaldo… de una forma muy sencilla e intuitiva.
A los mandos del AMG CLA. Este volante me tiene loco.
Como confesaba al inicio del artículo, si los volantes de los nuevos modelos de Mercedes me encantan, éste aún más. El toque de alcantara en la zona donde lo sujetas y las costuras en rojo dándole un toque más deportivo, es simplemente fantástico. No puede faltar, claro, el logotipo de AMG por si alguna vez olvidas lo que tienes entre manos. Con levas para los cambios de marcha que giran con el conjunto del volante y varios botones para modificar configuraciones, contestar al teléfono y demás… uno se siente como Lewis Hamilton en el circuito de Baku: «lo voy a tocar todo»!
¡Arrancamos! Sonidos, sensaciones y muy a gustito.
Una vez ajustado el cinturón de seguridad, los espejos —también eléctricos— y todo lo necesario, pulsamos el botón ‘Start’ sin necesidad de insertar la llave en ningún sitio, lo que es una ventaja sin duda, aunque echo en falta cierta innovación en la llave ahora que ya no es necesario meterla en ningún sitio.
El sonido al arrancar el motor no sorprende tanto como los V8 que tenemos al lado, pero sí deja adivinar que tampoco estamos un coche que pasará desapercibido a poco que exprimamos el cuentavueltas.
De copiloto llevo a Mónica —Responsable de Marketing de Ventas de Ditram— lo que hace que tengamos que esperar a que todos los demás vehículos se hayan puesto ya en marcha tras las breves indicaciones previas a los participantes. Ajustamos el flujo del climatizador bizona y vamos en busca de la caravana.
¿Dónde esta mi cockpit virtual?
El cuadro es bastante conservador si tenemos en cuenta los últimos avances y tendencias hacia pantallas oled multifunción y cockpits virtuales, aunque cumple con su función en relación a los indicadores más importantes: velocidad, rpm, marcha engranada, consumos…
Además también indica el modo de conducción, que nos permite ajustar determinados parámetros según queramos que nuestro viaje sea más relajado y confortable o una excursión más propia de máquinas del DTM.
Me gusta conducir. ¿O eso era otra cosa?
Lo que más me sorprende inicialmente es su potente frenada. Los discos ventilados y perforados de 350 mm en las ruedas delanteras y 330 mm en posteriores hacen que puedas detener los 1585kg del coche en distancias más que reducidas, permitiendo apurar la frenada en rotondas con dos carriles hasta el límite…
Cuando llevamos algo más de 100 metros, decidimos cambiar el modo de conducción a Sport+. Boom. Invitación inconsciente a llevar el coche hasta el máximo de sus posibilidades en cada tramo recorrido entre frenada y frenada. Aquí sí que se pone de manifiesto el auténtico carácter AMG del CLA.
Cada patada al pedal del acelerador viene acompañada de un empuje y un sonido que crece conforme el cuentavueltas va subiendo hasta llegar a la zona roja, donde el corte de encendido e inyección vienen acompañados de un petardazo sonoro desde el escape. Con una aceleración de 0-100km/h de 4,2s. y un consumo mixto homologado de aproximadamente 7l. / 100km es ideal para ir a llevar a los niños a la escuela cada mañana. Que no se olviden el casco y el mono ignífugo.
Si los frenos permiten salvarte de alguna situación apurada al entrar en algún giro, la tracción integral y las suspensiones lo hacen en las zonas intermedias y salidas de las curvas, permitiendo un paso por ellas muy divertido y eficiente para un coche de estas dimensiones. Esto, unido a una dirección precisa —que va adaptándose a la velocidad que llevemos en cada momento— hace que enlazar curva tras curva sea una auténtica delicia. Cada apoyo, cada cambio de dirección en los que las inercias tienden a descolocarte el coche, son asumidos por el CLA sin ningún tipo de problema. En un par de días creerás que podrías estar en la Q3 de cualquier GP.
Me encanta Mercedes. Odio Mercedes. Continuará.
En resumen, con el AMG CLA 45 4matic me lo he pasado muy bien. Un elegante coche ‘de competición’ que disimula perfectamente y pasa desapercibido cuando quieres que se comporte y saca la bestia transmitiéndote la emoción más ‘racing’ cuando llega el momento de exprimirlo al máximo. Lástima que al final tuviera que devolverlo.