El nuevo Nissan GT-R se presentó en marzo, tengo por seguro que os conocéis hasta el más mínimo detalle del modelo, pero cualquier excusa es buena para volver a tratar un modelo que cuando salió al mercado lo puso patas arriba, sobre todo si son unas fotos tomadas en Spa-Francorchamps con un color de carrocería bastante más acertado que aquel tono ‘naranja-bronce’ de las primeras fotos oficiales.
La actual saga de las siglas GT-R, la sexta, lleva con nosotros nada menos que casi 8 años, aunque se tiene la sensación de que fue ayer cuando se presentó en su llegada oficial a Europa. Recordemos incluso la cantidad de rumores que hubo por aquel entonces, desde su denominación hasta su potencia, pasando por mil posibles versiones, tipo de motor…
Nissan pretendía poner contra las cuerdas al todopoderoso Porsche 911 y si bien lo consiguió en algunas ocasiones, Porsche es perro viejo y le dio la vuelta a la tortilla enseñando a Nissan algunas importantes lecciones que los japoneses han ido aplicando poco a poco, cada año que pasaba el GT-R mejoraba y se hacía más rápido, más eficaz y más terrorífico para sus rivales, sobre todo cuando NISMO le puso la mano encima y lo ‘soltó’ en el mercado con sus 600 CV y su puesta a punto específica.
Seguro que todavía recuerddan los primeros pasos que dio el modelo en 2007 en su mercado local, en Japón, mientras en Europa esperábamos y buscábamos información del modelo por todos los lados, hasta que, en 2009, pudimos tenerlo ya en Europa y todas las publicaciones impresas se volcaron con reportajes de todo tipo, comparativas, pruebas en circuito...
No siendo un coche especialmente bello, todos aquellos que lo han probado no tienen más que alabanzas hacia su comportamiento.
Precisamente ese comportamiento es lo que ha hecho tan famoso al Nissan GT-R, un comportamiento que han buscado mejorar con esta nueva evolución, la más acusada de todas mejorando especialmente su rendimiento aerodinámico y la calidad de su habitáculo, haciendo uso de las críticas que han ido dando los clientes, que decían que su interior no estaba a la altura de sus rivales ni de un coche que superaba los 100.000 euros.
Es curioso ver que para este nuevo restyling se potencia su vertiente Gran Turismo con un habitáculo mucho más lujoso, con mejores materiales y acabados más cuidados, porque, aunque no lo parezca, el Nissan GT-R es un Gran Turismo, así nacieron las siglas en 1969 donde la R viene por Racing. Era un Gran Turismo con tecnología de competición que actualmente sigue a rajatabla esos principios.
Es cierto que el precio del Nissan GT-R ya no es tan económico como hace unos años. Atrás quedan los cerca de 100.000 euros que apenas costaba este deportivo japonés. No obstante, su relación potencia/precio sigue sin tener demasiados rivales en el mercado.
La variante NISMO del Nissan GT-R, que sale a la venta en España el próximo 1 de noviembre, incrementa todavía más la factura hasta los 185.000 euros. Aun así, no existe otro deportivo a la venta capaz de rivalizar con “Godzilla” por un precio similar.
El nuevo Nissan GT-R NISMO pasa directamente a convertirse en la variante más radical del mítico modelo.La potencia se incrementa hasta los 600 CV (30 CV más que el GT-R “normal”) gracias a la incorporación de dos turbos de alto rendimiento provenientes directamente de la versión de competición Nismo GT3.
El bloque se mantiene invariable, con el conocido motor V6 de 3.8 litros TwinTurbo que envía la potencia a las cuatro ruedas a través de una caja de cambios de doble embrague de seis velocidades con levas en el volante.